BALADA + REGGAE + CUMBIA
Oyeses, el segundo álbum de Kalayawa, es un viaje sonoro donde la música caribeña se entrelaza con letras cargadas de simbolismo. Con paisajes sonoros, ritmos orgánicos y una narrativa introspectiva, el disco transforma la escucha en una experiencia inmersiva. Desde el lenguaje híbrido hasta la exploración del desarraigo, el amor y la justicia social, cada pista es un acto de resistencia poética. En un mundo de fórmulas predecibles, Oyeses desafía lo convencional y redefine la música experimental.
INTRODUCCIÓN
“Oyeses” es la segunda producción de Kalayawa publicada el 26 de noviembre del año 2010. Consiste en 9 canciones de distintos géneros como el Bolero, Balada, Bossa, Kizomba, Reggae y Cumbia, y además planta la semilla de nuevas variaciones: la salsa y el rock alternativo (Jorockpo) en compás ternario.
Oyeses es un juego de palabras que conjuga el verbo español “Oír” con la palabra turca “Ses” que significa sonido. Nos relata el viaje del héroe con temas como el perdón, autodescubrimiento y amor en una producción casera creada en la casa de los abuelos.
ORIGEN
A diferencia del disco Naranja, Oyeses fue concebido como una propuesta de cantautor. El tema que impulsa la producción del álbum es el sencillo “Oyeses”, el cual nació espontáneamente en una expresión de amor a la musa de Kalayawa, Ses. El resto de las canciones formaban parte del primer repertorio solista orientado a una escena más bohemia. Esto definió la forma de la producción en la que todo gira alrededor de la guitarra y voz.
SONIDO Y ESTILO
El estilo se basa en la premisa de la producción, transformar los temas y adaptarlos a los recursos existentes. El sonido es cálido y lleno de texturas con una instrumentación que consiste en guitarras (cuerdas de metal, electroacústica y eléctrica), cuatro, contrabajo eléctrico, teclados, trombón, bongos así como percusiones y cajas de ritmo programadas.
El disco fue producido con una configuración móvil y simple: una laptop, una tarjeta de sonido, una pequeña mezcladora y un par de micrófonos. El disco fue grabado casi en su totalidad en un dormitorio de la casa de los abuelos con ningún tratamiento acústico lo cual le agrega texturas únicas al sonido del disco. Además, el hecho de haber estado en Venezuela pudiendo compartir con buenos amigos ya otorgaba un valor emocional agregado.
ANÁLISIS TRACK-POR-TRACK
Yoviendo
Lluvia interior y raíces que sanan. La canción abre con una pregunta existencial: «¿Qué buscas afuera que no consigues adentro?», cuestionando la búsqueda de respuestas en lo externo mientras se ignora el vacío interno. Kalayawa propone la sanación a través de la tradición («armonía andina») y metáforas naturales: se compara con una iguana que cambia de piel bajo el sol, símbolo de adaptación y autenticidad. La letra oscila entre la vulnerabilidad («nudo en la garganta» para no nombrar al amor) y un lirismo rebelde que rechaza ser «anticuado» mientras escribe en verso libre. El neologismo «Yoviendo» (yo + lloviendo) representa el llanto interno al verse a uno mismo ante la sequía espiritual. Cierra con un amor cósmico, vinculando el sentimiento a ciclos naturales y reencarnaciones.
En el álbum «Oyeses», este tema sienta las bases: fusión de rock y vals venezolano (Jorockpo) para narrar desarraigo y resiliencia. 🌿🎶
Alguien
Confesión en clave de salsa ternaria. La canción arranca con diálogos caóticos («¡Dalo ahí! / ¡Oye!»), imitando el bullicio de una ciudad latinoamericana, para sumergirnos en un thriller emocional. El «alguien» anónimo que «dispara un arma directo a un corazón» simboliza la culpa colectiva de buscar chivos expiatorios, hasta que el giro revelador («ese alguien soy yo») convierte la denuncia social en mea culpa íntimo.
Las metáforas de vacío («vagón de noche / jarrón sin flores») pintan la soledad post-error, mientras la estructura —estribillos que se interrumpen con gritos callejeros— refleja la lucha entre el arrepentimiento y el ruido externo. La salsa, género tradicionalmente festivo, se subvierte aquí: los trombones de Dixon Pulvar no celebran, sino que lloran, creando un contraste entre ritmo vibrante y letras desgarradas.
En «Oyeses», este tema destaca por su dualidad: es espejo de sociedades que buscan culpables fuera, mientras evaden sus propias heridas. La repetición final de «¡Dalo ahí!» suena a mantra fallido, como si la ciudad siguiera su ritmo implacable, indiferente al despertar del narrador. 🎺💔
Vale la pena
Bolero de resistencia afectiva. La afirmación que titula la canción resuena como un mantra terapéutico, interpelando a quien prioriza a otros sobre sí mismo. El bolero, género clásico de lamentos amorosos, se reinventa aquí como psicoanálisis musical: las líneas «Siempre dejas que te traten mal / porque cargas afuera el corazón» diagnostican el agotamiento de quien externaliza su valía, buscando aprobación en vez de autoprotección. La estructura cíclica —con repeticiones que imitan los loops de una relación tóxica— contrasta con el mensaje liberador del puente: «Y entonces tendrás que ser fuerte / y alejar lo que te entristece». La guitarra envuelve esta transición de la sumisión a la emancipación, mientras la voz oscila entre ternura y firmeza, como un abrazo que empuja a soltar lastres.
En «Oyeses», este tema funciona como puente generacional: el bolero, asociado a abuelos, se convierte en vehículo para hablar de salud mental. La línea «Estaré aquí hasta que me lleve el tiempo» no es romántica, sino un pacto de autopreservación: amar sin anularse. 💔🕰️
Quemé
Balada cósmica entre cenizas y renacer. El fuego metafórico del título («quemé») alude a purgar capas de ilusión para encontrar verdades crudas. La letra oscila entre dos realidades: un «mundo galáctico de muñequitos que no existen» (escapismo infantil) y un «sistema práctico» donde los sueños solo sobreviven, no vuelan. La balada, con su tempo meditativo (123 bpm), refleja esta tensión mientras la guitarra eléctrica de Jaime Gutierres rasga como llamaradas. El ciclón inicial simboliza caos emocional («mi vista estaba nublada»), pero en la repetición —«muñequitos que sí existen»— hay un giro: aceptar fantasías como motor de resistencia. El grito «¡Óyeme bien!» no es desesperación, sino un pacto consigo mismo para trascender el desamor mediante la creación.
En «Oyeses», este tema funciona como bisagra alquímica: lo que se quema (dolor, ingenuidad) no desaparece, sino que se transforma en combustible artístico. La línea «Para poder volar con mis sueños» cierra el círculo: de la supervivencia al vuelo, sin negar las cicatrices. 🔥🌌
Oyeses
Bolero cósmico y ritual amoroso. El tema homónimo del álbum es un hechizo sonoro donde el amor se eleva de terrenal a galáctico. El coro de «Oyeses» (oir + Ses) no solo invoca a la musa, sino que ritualiza el acto de escuchar como pacto afectivo. El bolero, con su cadencia de 68.5 BPM, se enriquece con metáforas cósmicas («sincronización galáctica») y artesanales («brujería santa, magia artesana»), fusionando lo íntimo con lo universal. Las preguntas retóricas («¿De qué crees que está hecho mi corazón?») exponen vulnerabilidad, mientras los susurros («No, nena») interrumpen la confesión, como si el miedo a la entrega total coexistiera con el deseo. El contrabajo eléctrico, que late como un corazón, y los arreglos del trombón tejen un diálogo entre tradición y experimentación.
En el álbum, esta canción es el epicentro emocional: el «ritmo» al que se montan no es solo musical, sino existencial. La línea «Baila la canción, esta es mi ofrenda» trasciende el romanticismo: es pacto de autenticidad, donde melodía y verdad son una misma cosa. 💫🔮
La misión
Peregrinaje poético entre heridas y sueños. El tema dibuja un viaje interior donde la creación artística es peregrinaje y cicatriz. Versos como «Caminar por la llanura de tus ojos fue difícil» metaforizan el arte como territorio inexplorado, mientras la repetición de «Lo que suena es lo que soy» declara indivisibilidad entre música e identidad. La estructura, con estrofas que oscilan entre confesión («muchas lágrimas, lo juro») y afirmación («soy yo el dueño de lo que hago»), refleja la tensión de sostener una misión en un mundo que malinterpreta sensibilidad. El pedido de perdón («Con el perdón de los que hiero») no es culpa, sino lamento por el costo de priorizar la musa sobre vínculos. La ironía de «terrible soñador» —dicho con orgullo herido— encapsula la dualidad del creador: mal visto por soñar en voz alta, pero redimido por su fidelidad al sonido.
En «Oyeses», este tema es alquimia de dolor en brújula: incluso cuando el pasado se convierte en «traba», la canción renace, probando que la misión no es destino, sino acto de fe diario en las propias raíces. 🌠🗝️
Tranquilidar
Poética del instante robado al tiempo. El juego de palabras del título (tranquilidad + dar) define un amor que no se recibe, sino que se intercambia: un trueque de calma activa, donde el beso es vértigo y refugio. La letra, minimalista pero cargada, captura el instante en que dos cuerpos suspenden el mundo exterior («Enséñame a olvidar el reloj»), convirtiendo el deseo en ritual de supervivencia. La repetición de «siempre quise besarte en la boca» no es nostalgia, sino celebración de un presente conquistado tras larga espera. Las manos que «dibujan» espaldas o rostros convierten el tacto en lenguaje primario, mientras el temblor en los pies traduce el miedo a perder lo recién encontrado.
En «Oyeses», este tema destaca por su pureza lírica: sin metáforas cósmicas, apuesta por la fisicidad del aquí y ahora. El cambio final de «Tranquilidar» a «Tranquilidad» revela que, tras el acto de dar calma, queda un silencio compartido que no necesita explicaciones. Es un canto al amor como territorio sin mapas, donde perderse es, al fin, encontrarse. 🌌✨
Triptikons
Peregrinaje místico en busca de redención. El tema narra una confesión disfrazada de fábula: el narrador, tras abandonar a su amor en La Habana, inicia un viaje alucinado donde seres místicos (volcanes, hadas, estrellas) le enseñan a perdonarse. Los Triptikons, entidades protectoras inventadas, simbolizan la fe en fuerzas invisibles que guían a los perdidos. La repetición obsesiva del coro («Mándame un montón…») funciona como mantra para exorcizar culpas y reconstruir esperanza. El viaje geográfico (Centroamérica, noche maya) es metáfora de introspección: cada encuentro mágico revela que «ningún crimen cometió», transformando el remordimiento en propósito. La línea «vuélveme estrella» no pide fama, sino luz propia para seguir cantando en la oscuridad.
En «Oyeses», este tema es catarsis colectiva: mezcla mitologías ancestrales con desvaríos urbanos, probando que hasta el amor fallido puede germinar en arte. El reggae, con su groove medicinal, acompaña este rito de sanación donde errar no es fracasar, sino dibujar nuevos mapas. 🌟🗺️
Pantano
Cumbia ancestral como grito de justicia. El tema convierte el género festivo en pregón de luto y resistencia. Las «ánimas de la noche» —voces de víctimas olvidadas— exigen ser escuchadas a través de ritmos que vibran como tierra enfurecida. La cumbia, con su cadencia en 4/4, se carga de urgencia en versos como «Sentiste una corriente por la espalda», aludiendo a fantasmas que acosan a una sociedad indiferente. El narrador, con «pies llenos de pantano», simboliza quien se hunde en luchas sociales para florecer desde el fango («E-VO-LU-CIO-NAR!»). La mención a San Pedro de Guatire/Guarenas (santo popular venezolano) traslada lo universal a lo local: justicia no como abstracción, sino como raíz comunitaria.
En «Oyeses», este tema es puente entre lo terrenal y lo místico: mientras «inyectó vida al misterio» habla de fe en lo invisible, el grito final —«¡No es perezoso!»— reclama acción tangible. La cumbia, aquí, no es evasión: es baile ritual para sanar heridas colectivas, donde cada paso es denuncia y esperanza. 🌿🔥
PRODUCCIÓN y COLABORACIONES
La producción, mezcla y mastering fue hecha por Miguel Caroli en Guatire, Venezuela. Cuenta con el respaldo de buenos amigos de la infancia. Jaime Gutierrez en la guitarra eléctrica (Quemé y Oyeses), Dixon Pulvar en el trombón (Alguien y Oyeses) y Erick “Wayne” Liscano en la percusión (Alguien, Oyeses, Triptikons y Pantano). El album fue finalizado en Berlin, Alemania. Donde Sezgin Devran aportó su talento para las fotografías del album.
LETRAS Y TEMAS
Tejiendo Identidad, Amor y Resistencia. Oyeses es un álbum-concepto donde las letras trazan un viaje entre el desarraigo, el amor, la justicia y el arte como salvación. Kalayawa usa su experiencia migrante para explorar búsquedas universales y desafía el lenguaje con neologismos como Oyeses, Tranquilidar y libera el realismo mágico con nuevos nombres como los Triptikons, convirtiendo cada palabra en resistencia.
LEGADO
Más que un hito en la industria, Oyeses representa un punto de inflexión personal para Kalayawa. Como productor de dormitorio, el álbum le permitió expandir su lenguaje sonoro y sentar las bases de una exploración más profunda en la música experimental. Fue un ejercicio de libertad creativa, una semilla de maraca que marcó el inicio de un enfoque más intencional en la producción y el diseño sonoro.
Aunque su alcance sigue siendo íntimo, Oyeses consolidó la identidad artística de Kalayawa, dándole nuevas herramientas para evolucionar su sonido y su narrativa. Más que reconocimiento externo, el verdadero impacto del álbum fue su capacidad de abrir caminos dentro de su propio proceso creativo.
BALLAD + REGGAE + CUMBIA
Oyeses, Kalayawa’s second album, is a sonic journey where Caribbean music is intertwined with lyrics loaded with symbolism. With soundscapes, organic rhythms and an introspective narrative, the album transforms listening into an immersive experience. From hybrid language to the exploration of uprooting, love and social justice, each track is an act of poetic resistance. In a world of predictable formulas, Oyeses challenges the conventional and redefines experimental music.
INTRODUCTION
“Oyeses” is Kalayawa’s second production published on November 26, 2010. It consists of 9 songs of different genres such as Bolero, Ballad, Bossa, Kizomba, Reggae and Cumbia, and also plants the seed of new variations: salsa and alternative rock (Jorockpo) in ternary time.
Oyeses is a play on words that combines the Spanish verb “to hear” with the Turkish word “Ses” meaning sound. It tells the story of the hero’s journey with themes such as forgiveness, self-discovery and love in a homemade production created in the grandparents’ house.
ORIGIN
Unlike the album Naranja, Oyeses was conceived as a singer-songwriter proposal. The song that drives the production of the album is the single “Oyeses”, which was born spontaneously in an expression of love for Kalayawa’s muse, Ses. The rest of the songs were part of the first solo repertoire oriented to a more bohemian scene. This defined the form of the production in which everything revolves around the guitar and voice.
SOUND AND STYLE
The style is based on the premise of production, transforming the songs and adapting them to existing resources. The sound is warm and textured with instrumentation consisting of guitars (metal strings, electroacoustic and electric), cuatro, electric bass, keyboards, trombone, bongos as well as programmed percussion and drum machines.
The album was produced with a simple and mobile setup: a laptop, a sound card, a small mixer and a couple of microphones. The album was recorded almost entirely in a bedroom at the grandparents’ house with no acoustic treatment which adds unique textures to the album’s sound. In addition, the fact of having been in Venezuela being able to share with good friends already gave it an added emotional value.
TRACK-BY-TRACK ANALYSIS
Yoviendo
Inner rain and healing roots. The song opens with an existential question: “What are you looking for outside that you can’t get inside?”, questioning the search for answers on the outside while ignoring the internal emptiness. Kalayawa proposes healing through tradition (“Andean harmony”) and natural metaphors: she compares herself to an iguana that changes its skin under the sun, a symbol of adaptation and authenticity. The lyrics oscillate between vulnerability (“lump in the throat” to avoid naming love) and a rebellious lyricism that refuses to be “old-fashioned” while writing in free verse. The neologism “Yoviendo” (I + raining) represents the internal cry when seeing oneself facing spiritual drought. It closes with a cosmic love, linking the feeling to natural cycles and reincarnations.
On the album “Oyeses,” this song sets the foundation: a fusion of rock and Venezuelan waltz (Jorockpo) to narrate uprooting and resilience. 🌿🎶
Alguien
Confession in the key of ternary salsa. The song starts with chaotic dialogues (“Give it to me! / Hey!”), imitating the bustle of a Latin American city, to immerse us in an emotional thriller. The anonymous “someone” who “shoots a gun straight at a heart” symbolizes the collective guilt of looking for scapegoats, until the revealing twist (“that someone is me”) turns the social denunciation into an intimate mea culpa.
The metaphors of emptiness (“night wagon / vase without flowers”) paint the post-error loneliness, while the structure — choruses that are interrupted by street cries — reflects the struggle between regret and external noise. Salsa, a traditionally festive genre, is subverted here: Dixon Pulvar’s trombones do not celebrate, but cry, creating a contrast between vibrant rhythm and heart-wrenching lyrics.
In “Oyeses,” this song stands out for its duality: it is a mirror of societies that look for culprits outside, while evading their own wounds. The final repetition of “Give it to me!” It sounds like a failed mantra, as if the city followed its relentless rhythm, indifferent to the narrator’s awakening. 🎺💔
Vale la Pena
A bolero of emotional resistance. The statement that titles the song resonates like a therapeutic mantra, challenging those who prioritize others over themselves. The bolero, a classic genre of love laments, is reinvented here as musical psychoanalysis: the lines “You always let them treat you badly / because you carry your heart outside” diagnose the exhaustion of those who externalize their worth, seeking approval instead of self-protection. The cyclical structure – with repetitions that imitate the loops of a toxic relationship
— contrasts with the liberating message of the bridge: “And then you will have to be strong / and push away what saddens you.” The guitar envelops this transition from submission to emancipation, while the voice oscillates between tenderness and firmness, like a hug that pushes you to let go of burdens.
In “Oyeses,” this song works as a generational bridge: the bolero, associated with grandparents, becomes a vehicle to talk about mental health. The line “I will be here until time takes me away” is not romantic, but a pact of self-preservation: to love without annulling oneself. 💔🕰️
Quemé
Cosmic ballad between ashes and rebirth. The metaphorical fire of the title (“quemé”) alludes to purging layers of illusion to find raw truths. The lyrics oscillate between two realities: a “galactic world of little dolls that don’t exist” (childish escapism) and a “practical system” where dreams only survive, not fly. The ballad, with its meditative tempo (123 bpm), reflects this tension as Jaime Gutierrez’s electric guitar rips like flames. The initial cyclone symbolizes emotional chaos (“my vision was cloudy”), but in the repetition —“little dolls that do exist”— there is a twist: accepting fantasies as a driving force of resistance. The cry “Listen to me well!” is not desperation, but a pact with oneself to transcend heartbreak through creation.
In “Oyeses,” this theme functions as an alchemical hinge: what burns (pain, naivety) does not disappear, but is transformed into artistic fuel. The line “To be able to fly with my dreams” closes the circle: from survival to flight, without denying the scars. 🔥🌌
Oyeses
Cosmic bolero and love ritual. The album’s eponymous track is a sonic spell where love rises from earthly to galactic. The chorus of “Oyeses” (oir + Ses) not only invokes the muse, but ritualizes the act of listening as an emotional pact. The bolero, with its 68.5 BPM cadence, is enriched with cosmic metaphors (“galactic synchronization”) and artisanal ones (“holy witchcraft, artisan magic”), fusing the intimate with the universal. Rhetorical questions (“What do you think my heart is made of?”) expose vulnerability, while whispers (“No, baby”) interrupt the confession, as if the fear of total surrender coexisted with desire. The electric double bass, which beats like a heart, and the trombone arrangements weave a dialogue between tradition and experimentation.
On the album, this song is the emotional epicenter: the “rhythm” to which they ride is not only musical, but existential. The line “Dance the song, this is my offering” transcends romanticism: it is a pact of authenticity, where melody and truth are one and the same thing. 💫🔮
La misión
Poetic pilgrimage between wounds and dreams. The song draws an inner journey where artistic creation is a pilgrimage and a scar. Verses like “Walking through the plain of your eyes was difficult” metaphorize art as unexplored territory, while the repetition of “What sounds is what I am” declares indivisibility between music and identity. The structure, with stanzas that oscillate between confession (“many tears, I swear”) and affirmation (“I am the owner of what I do”), reflects the tension of maintaining a mission in a world that misinterprets sensitivity. The request for forgiveness (“Con el perdón de los que hiero”) is not guilt, but rather a lament for the cost of prioritizing the muse over bonds. The irony of “terrible soñador” —said with wounded pride— encapsulates the duality of the creator: frowned upon for dreaming out loud, but redeemed by his fidelity to sound.
In “Oyeses,” this theme is an alchemy of pain in a compass: even when the past becomes an “obstacle,” the song is reborn, proving that the mission is not destiny, but a daily act of faith in one’s own roots. 🌠🗝️
Tranquilidar
Poetics of the instant stolen from time. The play on words in the title (tranquility + giving) defines a love that is not received, but exchanged: an exchange of active calm, where the kiss is vertigo and refuge. The lyrics, minimalist but charged, capture the moment when two bodies suspend the outside world (“Teach me to forget the clock”), turning desire into a survival ritual. The repetition of “I always wanted to kiss you on the mouth” is not nostalgia, but rather a celebration of a present conquered after a long wait. The hands that “draw” backs or faces turn touch into primary language, while the trembling in the feet translates the fear of losing what has just been found.
In “Oyeses”, this song stands out for its lyrical purity: without cosmic metaphors, it bets on the physicality of the here and now. The final change from “Tranquilidar” to “Tranquilidad” reveals that, after the act of calming, there remains a shared silence that needs no explanation. It is a song to love as a territory without maps, where getting lost is, at last, finding oneself. 🌌✨
Los Triptikons
Mystical pilgrimage in search of redemption. The song tells a confession disguised as a fable: the narrator, after abandoning his love in Havana, begins a journey A hallucinatory journey where mystical beings (volcanoes, fairies, stars) teach him to forgive himself. The Triptikons, invented protective entities, symbolize faith in invisible forces that guide the lost. The obsessive repetition of the chorus (“Send me a bunch…”) works as a mantra to exorcise guilt and rebuild hope. The geographical journey (Central America, Mayan night) is a metaphor for introspection: each magical encounter reveals that “he committed no crime,” transforming remorse into purpose. The line “turn me a star” does not ask for fame, but for one’s own light to continue singing in the darkness.
In “Oyeses,” this theme is a collective catharsis: it mixes ancestral mythologies with urban ramblings, proving that even failed love can germinate into art. Reggae, with its medicinal groove, accompanies this healing rite where to err is not to fail, but to draw new maps. 🌟🗺️
Pantano
Ancestral cumbia as a cry for justice. The song turns the festive genre into a proclamation of mourning and resistance. The “souls of the night” —voices of forgotten victims— demand to be heard through rhythms that vibrate like an angry earth. The cumbia, with its 4/4 cadence, is charged with urgency in verses such as “Sentiste una corriente por la espalda,” alluding to ghosts that haunt an indifferent society. The narrator, with “feet full of swamp,” symbolizes someone who sinks into social struggles to flourish from the mud (“E-VO-LU-CIO-NAR!”). The mention of San Pedro de Guatire/Guarenas (popular Venezuelan saint) transfers the universal to the local: justice not as an abstraction, but as a community root. In “Oyeses,” this song is a bridge between the earthly and the mystical: while “injecting life into the mystery” speaks of faith in the invisible, the final cry —“He’s not lazy!”— calls for tangible action. Cumbia, here, is not an escape: it is a ritual dance to heal collective wounds, where each step is a denunciation and hope. 🌿🔥
PRODUCTION AND COLLABORATIONS
The production, mixing and mastering was done by Miguel Caroli in Guatire, Venezuela. He has the support of good friends from childhood. Jaime Gutierrez on electric guitar (Quemé y Oyeses), Dixon Pulvar on trombone (Alguien y Oyeses) and Erick “Wayne” Liscano on percussion (Alguien, Oyeses, Triptikons and Pantano). The album was finished in Berlin, Germany. Where Sezgin Devran contributed his talent for the album’s photographs.
LYRICS AND THEMES
Weaving Identity, Love and Resistance. Oyeses is a concept album where the lyrics trace a journey between uprooting, love, justice and art as salvation. Kalayawa uses his migrant experience to explore universal searches and challenges language with neologisms like Oyeses, Tranquilidar and unleashes magical realism with new names like the Triptikons, turning each word into resistance.
LEGACY
More than a milestone in the industry, Oyeses represents a personal turning point for Kalayawa. As a bedroom producer, the album allowed him to expand his sonic language and lay the groundwork for a deeper exploration into experimental music. It was an exercise in creative freedom, a maraca seed that marked the beginning of a more intentional approach to production and sound design.
Although its scope remains intimate, Oyeses consolidated Kalayawa’s artistic identity, giving him new tools to evolve his sound and narrative. More than external recognition, the album’s true impact was its ability to break new ground within his own creative process.
BALLADE + REGGAE + CUMBIA
„Oyeses“, Kalayawas zweites Album, ist eine Klangreise, bei der sich karibische Musik mit symbolträchtigen Texten verbindet. Mit Klanglandschaften, organischen Rhythmen und einer introspektiven Erzählung verwandelt das Album das Zuhören in ein immersives Erlebnis. Von hybrider Sprache bis hin zur Auseinandersetzung mit Entwurzelung, Liebe und sozialer Gerechtigkeit ist jeder Track ein Akt poetischen Widerstands. In einer Welt vorhersehbarer Formeln stellt Oyeses Konventionen in Frage und definiert experimentelle Musik neu.
EINFÜHRUNG
„Oyeses“ ist Kalayawas zweite Produktion, die am 26. November 2010 veröffentlicht wurde. Sie besteht aus 9 Liedern verschiedener Genres wie Bolero, Ballade, Bossa, Kizomba, Reggae und Cumbia und legt auch den Grundstein für neue Variationen: Salsa und Alternative Rock (Jorockpo) im Dreiertakt.
Oyeses ist ein Wortspiel, das das spanische Verb „Oír“ mit dem türkischen Wort „Ses“ kombiniert, was „Laut“ bedeutet. Es erzählt die Geschichte einer Heldenreise mit Themen wie Vergebung, Selbstfindung und Liebe in einer hausgemachten Inszenierung, die im Haus der Großeltern entsteht.
HERKUNFT
Im Gegensatz zum Album Naranja war Oyeses als Vorschlag für einen Singer-Songwriter konzipiert. Das Thema, das die Produktion des Albums vorantreibt, ist die Single „Oyeses“, die spontan als Ausdruck der Liebe zu Kalayawas Muse Ses entstand. Die restlichen Lieder gehörten zum ersten, eher auf die Bohème-Szene ausgerichteten Solorepertoire. Dadurch wurde eine Produktionsform definiert, bei der sich alles um Gitarre und Stimme dreht.
SOUND UND STYLE
Der Stil basiert auf der Prämisse der Produktion, der Transformation der Themen und deren Anpassung an vorhandene Ressourcen. Der Klang ist warm und strukturiert mit einer Instrumentierung bestehend aus Gitarren (Stahlsaiten, elektroakustisch und elektrisch), Cuatro, elektrischem Kontrabass, Keyboards, Posaune, Bongos sowie programmierten Schlaginstrumenten und Drum Machines.
Das Album wurde mit einem einfachen, mobilen Setup produziert: einem Laptop, einer Soundkarte, einem kleinen Mischpult und ein paar Mikrofonen. Das Album wurde fast vollständig in einem Schlafzimmer im Haus der Großeltern ohne akustische Behandlung aufgenommen, was dem Sound des Albums einzigartige Texturen verleiht. Darüber hinaus verlieh die Tatsache, dass ich bereits in Venezuela gewesen war und die Erfahrung mit guten Freunden teilen konnte, dem Ganzen einen emotionalen Mehrwert.
TRACK-BY-TRACK-ANALYSE
Yoviendo
Innerer Regen und heilende Wurzeln. Das Lied beginnt mit einer existenziellen Frage: „Was suchst du im Außen, das du im Inneren nicht finden kannst?“. Damit wird die Suche nach Antworten im Außen in Frage gestellt, während die Leere im Inneren ignoriert wird. Kalayawa schlägt Heilung durch Tradition („Andenharmonie“) und natürliche Metaphern vor: Er wird mit einer Leguanart verglichen, die unter der Sonne ihre Haut wechselt, ein Symbol der Anpassung und Authentizität. Die Texte schwanken zwischen Verletzlichkeit („Kloß im Hals“, um Liebe nicht beim Namen nennen zu müssen) und einer rebellischen Lyrik, die sich weigert, „altmodisch“ zu sein, obwohl sie in freien Versen geschrieben ist. Der Neologismus „Yoviendo“ (ich + Regen) steht für das innere Weinen, wenn man sich einer spirituellen Dürre gegenübersieht. Es endet mit einer kosmischen Liebe und verbindet das Gefühl mit natürlichen Zyklen und Reinkarnationen.
Auf dem Album „Oyeses“ bereitet dieses Lied den Boden: eine Fusion aus Rock und venezolanischem Walzer (Jorockpo), um von Entwurzelung und Widerstandskraft zu erzählen. 🌿🎶
Alguien
Bekenntnis in der Tonart der ternären Salsa. Der Song beginnt mit chaotischen Dialogen („Gib es mir!“ / „Hey!“), die das geschäftige Treiben einer lateinamerikanischen Stadt imitieren und uns in einen emotionalen Thriller eintauchen lassen. Der anonyme „Jemand“, der „mit einer Waffe direkt ins Herz schießt“, symbolisiert die kollektive Schuld, die auf der Suche nach Sündenböcken lastet, bis die aufschlussreiche Wendung („dieser Jemand bin ich“) die gesellschaftliche Denunziation in ein intimes Mea Culpa verwandelt.
Die Metaphern der Leere („Nachtauto / Vase ohne Blumen“) malen die Einsamkeit nach dem Fehler, während die Struktur – Refrains, unterbrochen von Straßenschreien – den Kampf zwischen Bedauern und äußerem Lärm widerspiegelt. Salsa, ein traditionell festliches Genre, wird hier unterwandert: Dixon Pulvars Posaunen feiern nicht, sondern weinen und schaffen so einen Kontrast zwischen lebendigem Rhythmus und herzzerreißendem Text.
In „Oyeses“ sticht dieses Thema durch seine Dualität hervor: Es ist ein Spiegel von Gesellschaften, die nach Schuldigen im Außen suchen, während sie ihren eigenen Wunden aus dem Weg gehen. Die abschließende Wiederholung von „Gib es her!“ Es klingt wie ein gescheitertes Mantra, als würde die Stadt ihrem unerbittlichen Rhythmus folgen, gleichgültig gegenüber dem Erwachen des Erzählers. 🎺💔
Vale la pena
Bolero des emotionalen Widerstandes. Die Aussage, die dem Lied seinen Titel gibt, klingt wie ein therapeutisches Mantra und fordert diejenigen heraus, die andere über sich selbst stellen. Der Bolero, ein klassisches Genre der Liebesklage, wird hier als musikalische Psychoanalyse neu erfunden: Die Zeilen „Du lässt dich immer schlecht behandeln / weil du dein Herz draußen trägst“ diagnostizieren die Erschöpfung einer Person, die ihren Wert nach außen trägt und Anerkennung statt Selbstschutz sucht. Die zyklische Struktur – mit Wiederholungen, die die Schleifen einer toxischen Beziehung nachahmen steht im Kontrast zur befreienden Botschaft der Bridge: „Und dann musst du stark sein / und das, was dich traurig macht, von dir schieben.“ Die Gitarre umhüllt diesen Übergang von der Unterwerfung zur Emanzipation, während die Stimme zwischen Zärtlichkeit und Festigkeit oszilliert, wie eine Umarmung, die uns dazu drängt, Lasten loszulassen.
In „Oyeses“ fungiert dieses Thema als Brücke zwischen den Generationen: Der Bolero, der mit Großeltern in Verbindung gebracht wird, wird zu einem Mittel, um über psychische Gesundheit zu sprechen. Die Zeile „Ich werde hier sein, bis die Zeit mich holt“ ist nicht romantisch, sondern ein Pakt zur Selbsterhaltung: zu lieben, ohne sich selbst aufzuheben. 💔🕰️
Quemé
Kosmische Ballade zwischen Asche und Wiedergeburt. Das metaphorische Feuer des Titels („Ich brannte“) spielt auf das Reinigen von Schichten der Illusion an, um reine Wahrheiten zu finden. Die Texte oszillieren zwischen zwei Realitäten: einer „galaktischen Welt aus Puppen, die es nicht gibt“ (kindische Realitätsflucht) und einem „praktischen System“, in dem Träume nur überleben, aber nicht fliegen. Die Ballade mit ihrem meditativen Tempo (123 bpm) spiegelt diese Spannung wider, während die E-Gitarre von Jaime Gutierrez wie Flammen lodert. Der anfängliche Wirbelsturm symbolisiert emotionales Chaos („meine Sicht war trübe“), doch in der Wiederholung – „kleine Puppen, die es wirklich gibt“ – steckt eine Wendung: die Akzeptanz von Fantasien als treibende Kraft des Widerstands. Der Ruf „Hör mir gut zu!“ Es ist keine Verzweiflung, sondern ein Pakt mit sich selbst, Lieblosigkeit durch Schöpfung zu überwinden.
In „Oyeses“ fungiert dieses Thema als alchemistisches Scharnier: Was brennt (Schmerz, Naivität) verschwindet nicht, sondern wird in künstlerischen Treibstoff verwandelt. Die Zeile „So I can fly with my dreams“ schließt den Kreis: vom Überleben zum Fliegen, ohne die Narben zu leugnen. 🔥🌌
Oyeses
Kosmischer Bolero und Liebesritual. Der gleichnamige Titel des Albums ist ein Klangzauber, bei dem die Liebe vom Irdischen ins Galaxis aufsteigt. Der Refrain von „Oyeses“ (hören + Ses) ruft nicht nur die Muse an, sondern ritualisiert auch den Akt des Zuhörens als emotionalen Pakt. Der Bolero mit seiner Kadenz von 68,5 BPM ist mit kosmischen Metaphern („galaktische Synchronisation“) und handwerklichen Metaphern („heilige Hexerei, handwerkliche Magie“) angereichert und verbindet das Intime mit dem Universellen. Rhetorische Fragen („Was glauben Sie, woraus mein Herz gemacht ist?“) offenbaren Verletzlichkeit, während Geflüster („Nein, Baby“) das Geständnis unterbricht, als ob die Angst vor völliger Hingabe mit dem Verlangen koexistieren würde. Der wie ein Herz schlagende elektrische Kontrabass und die Posaunenarrangements knüpfen einen Dialog zwischen Tradition und Experiment.
Auf dem Album ist dieser Song das emotionale Epizentrum: Der „Rhythmus“, zu dem sie reiten, ist nicht nur musikalisch, sondern existenziell. Die Zeile „Tanz das Lied, das ist mein Angebot“ geht über die Romantik hinaus: Es ist ein Pakt der Authentizität, bei dem Melodie und Wahrheit ein und dasselbe sind. 💫🔮
La Misión
Poetische Pilgerreise zwischen Wunden und Träumen. Das Thema zeichnet eine innere Reise, bei der künstlerisches Schaffen eine Pilgerreise und eine Narbe ist. Verse wie „Walking through the plain of your eyes was difficult“ metaphorisieren Kunst als unerforschtes Gebiet, während die Wiederholung von „What sounds is what I am“ die Untrennbarkeit zwischen Musik und Identität erklärt. Die Struktur mit Strophen, die zwischen Geständnis („viele Tränen, ich schwöre“) und Bestätigung („Ich bin der Eigentümer dessen, was ich tue“) schwanken, spiegelt die Spannung wider, die entsteht, wenn man in einer Welt, in der Sensibilität falsch interpretiert wird, eine Mission aufrechterhält. Die Bitte um Vergebung („Mit der Vergebung derer, die ich verletzt habe“) ist kein Ausdruck von Schuld, sondern eher eine Klage darüber, wie viel es kostet, der Muse den Vorrang vor Beziehungen zu geben. Die Ironie des Wortes „schrecklicher Träumer“ – ausgesprochen mit verletztem Stolz – bringt die Dualität des Schöpfers zum Ausdruck: Er wird für sein lautes Träumen verachtet, wird aber durch seine Klangtreue erlöst.
In „Oyeses“ ist dieses Thema eine Alchemie des Schmerzes in einem Kompass: Selbst wenn die Vergangenheit zum „Hindernis“ wird, wird das Lied wiedergeboren und beweist, dass die Mission nicht das Schicksal ist, sondern ein täglicher Akt des Glaubens an die eigenen Wurzeln. 🌠🗝️
Tranquilidar
Der Zeit gestohlene Poetik des Augenblicks. Das Wortspiel des Titels (Ruhe + Geben) definiert eine Liebe, die nicht empfangen, sondern ausgetauscht wird: ein Austausch aktiver Ruhe, bei dem der Kuss Schwindel und Zuflucht ist. Der minimalistische, aber spannungsgeladene Text fängt den Moment ein, in dem zwei Körper die Außenwelt außer Kraft setzen („Lehre mich, die Uhr zu vergessen“) und das Verlangen in ein Überlebensritual verwandeln. Die Wiederholung von „Ich wollte dich immer schon auf den Mund küssen“ ist keine Nostalgie, sondern vielmehr die Feier eines Geschenks, das man nach langem Warten erreicht hat. Die Hände, die Rücken oder Gesichter „zeichnen“, machen Berührungen zu einer primären Sprache, während das Zittern in den Füßen die Angst zum Ausdruck bringt, das gerade Gefundene zu verlieren.
In „Oyeses“ fällt dieses Thema durch seine lyrische Reinheit auf: Ohne kosmische Metaphern konzentriert es sich auf die Körperlichkeit des Hier und Jetzt. Der abschließende Wechsel von „Tranquilidar“ zu „Tranqualidad“ verrät, dass nach dem Akt der Beruhigung eine gemeinsame Stille zurückbleibt, die keiner Erklärung bedarf. Es ist ein Lied, das man wie ein Gebiet ohne Karten lieben sollte, wo sich zu verirren bedeutet, am Ende zu sich selbst zu finden. 🌌✨
Los Triptikons
Mystische Pilgerreise auf der Suche nach Erlösung. Das Lied erzählt ein als Fabel getarntes Geständnis: Der Erzähler beginnt, nachdem er seine Liebe in Havanna verlassen hat, eine Reise
halluzinatorische Reise, auf der mystische Wesen (Vulkane, Feen, Sterne) ihm beibringen, sich selbst zu vergeben. Die Triptikons, erfundene Schutzwesen, symbolisieren den Glauben an unsichtbare Kräfte, die den Verlorenen den Weg weisen. Die zwanghafte Wiederholung des Refrains („Schick mir einen Haufen …“) wirkt wie ein Mantra, um Schuldgefühle auszutreiben und neue Hoffnung aufzubauen. Die geografische Reise (Mittelamerika, Maya-Nacht) ist eine Metapher für die Selbstbeobachtung: Jede magische Begegnung offenbart, dass „kein Verbrechen begangen wurde“, und verwandelt Reue in ein Ziel. Die Zeile „Mach mich zum Star“ verlangt nicht nach Ruhm, sondern nach dem eigenen Licht, um in der Dunkelheit weiter zu singen.
In „Oyeses“ stellt dieses Thema eine kollektive Katharsis dar: Es vermischt Mythen der Vorfahren mit urbanem Unsinn und beweist damit, dass selbst aus gescheiterter Liebe Kunst entstehen kann. Reggae mit seinem medizinischen Groove begleitet dieses Heilungsritual, bei dem ein Fehler kein Versagen bedeutet, sondern das Zeichnen neuer Karten. 🌟🗺️
Pantano
Ahnen-Cumbia als Schrei nach Gerechtigkeit. Das Thema macht aus dem festlichen Genre eine Proklamation der Trauer und des Widerstands. Die „Seelen der Nacht“ – die Stimmen vergessener Opfer – verlangen danach, in Rhythmen gehört zu werden, die wie eine wütende Erde vibrieren. Cumbia mit seinem 4/4-Takt ist in Versen wie „Sentiste una corriente por la espalda“ voller Dringlichkeit und spielt auf die Geister an, die eine gleichgültige Gesellschaft heimsuchen. Der Erzähler mit „Füßen voller Sumpf“ symbolisiert jemanden, der in sozialen Kämpfen versinkt, um aus dem Schlamm aufzusteigen („E-VO-LU-CIO-NATE!“). Die Erwähnung von San Pedro de Guatire/Guarenas (einem beliebten venezolanischen Heiligen) überträgt das Allgemeine auf das Lokale: Gerechtigkeit nicht als Abstraktion, sondern als Wurzel der Gemeinschaft.
In „Oyeses“ bildet dieses Thema eine Brücke zwischen dem Irdischen und dem Mystischen: Während „er brachte Leben in das Mysterium“ vom Glauben an das Unsichtbare spricht, verlangt der letzte Ausruf – „Er ist nicht faul!“ – konkrete Maßnahmen. Cumbia ist hier keine Flucht: Es ist ein ritueller Tanz zur Heilung kollektiver Wunden, bei dem jeder Schritt eine Anklage und eine Hoffnung ist. 🌿🔥
PRODUKTION UND KOOPERATIONEN
Produktion, Mischung und Mastering wurden von Miguel Caroli in Guatire, Venezuela, durchgeführt. Er wird von guten Freunden aus der Kindheit unterstützt. Jaime Gutierrez an der E-Gitarre (Quemé und Oyeses), Dixon Pulvar an der Posaune (Alguien und Oyeses) und Erick „Wayne“ Liscano am Schlagzeug (Alguien, Oyeses, Triptikons und Pantano). Das Album wurde in Berlin, Deutschland, fertiggestellt. Wo Sezgin Devran sein Talent zu den Fotos des Albums beitrug.
SONGTEXTE UND THEMEN
Identität, Liebe und Widerstand verweben. Oyeses ist ein Konzeptalbum, dessen Songtext eine Reise zwischen Entwurzelung, Liebe, Gerechtigkeit und Kunst als Erlösung nachzeichnet. Kalayawa nutzt ihre Migrationserfahrung, um universelle Suchen zu erforschen und die Sprache mit Neologismen wie „Oyeses“ und „Tranquilidar“ herauszufordern. Mit neuen Namen wie „Triptikons“ entfesselt sie den magischen Realismus und verwandelt jedes Wort in Widerstand.
VERMÄCHTNIS
Oyeses stellt mehr als nur einen Meilenstein in der Branche dar. Es ist für Kalayawa ein persönlicher Wendepunkt. Als Schlafzimmerproduzent konnte er mit dem Album seine Klangsprache erweitern und den Grundstein für eine tiefere Auseinandersetzung mit experimenteller Musik legen. Es war eine Übung in kreativer Freiheit, ein Maraca-Keim, der den Beginn einer gezielteren Herangehensweise an Produktion und Sounddesign markierte.
Auch wenn der Umfang des Werks privat bleibt, festigte Oyeses Kalayawas künstlerische Identität und gab ihm neue Werkzeuge für die Weiterentwicklung seines Sounds und seiner Erzählweise. Die wahre Wirkung des Albums lag nicht in der externen Anerkennung, sondern in der Fähigkeit, Neuland in seinem eigenen kreativen Prozess zu betreten.
Oyeses
Artist : Kalayawa
Genres : Balada, Bolero, Bossa, Cumbia, Kizomba, Reggae
Catalog ref. : 840218192568
Format : Digital Download
Oyeses es un álbum-concepto de Kalayawa que teje identidad, amor y resistencia con sonidos de bolero cósmico, reggae medicinal y cumbia ancestral.